Allí está él sentado en la cerca
que divide el distrito del bosque, dándole la espalda al que ayer era nuestro
hogar, ahí está aquel que ahora es todo un hombre. Mientras camino hacia él es
inevitable para mi verlo y no recordar todos los momentos que hemos vivido
juntos. Aún en mi mente, seguro también en la de Gale, está ese día en el que
nos conmemoraron por las muertes de nuestros padres, si, el día en el cual en vez de un consuelo nos advertían que ahora nuestras familias necesitarían mucho
más para sobrevivir, nos anunciaban el peligro eminente de estar en los juegos:
las teselas, la salvación de nuestras familias era al mismo tiempo nuestra
perdición. En estos momentos no sé si el camino que recorro caminado hacia Gale
es largo o estoy pensando muy rápido, pero por mi mente pasan recuerdos cada
vez más vívidos.
O ¿Cómo olvidar nuestro primer
día en el bosque? Ese día en que Gale pensó que robaba lo que había obtenido, día en el que realmente nos
conocimos, y de ahí en adelante días, meses y años enteros en el bosque
compartiendo secretos, forjando una amistad que pensamos jamás terminaría,
éramos libres allí, así éramos felices. Solo nosotros y aquel bosque que hoy se
encuentra a las espaldas de Gale fue testigo de cada risa, lagrima, juego,
charla, en fin, de cada momento vivido con él, con mi gran amigo.
Pero algo más pasa por mi mente:
la bomba, Prim, su rostro. Sé que Gale jamás planearía matar a quien por tanto
tiempo protegíamos juntos, él nunca le haría daño a mi familia, así como yo no
lo haría a la suya. Pero… ¿Cómo borro ese recuerdo de mi mente? No puedo dejar
de pensar en esa pequeña que tanto defendí, por la que di mi vida, por la que
podría decirse que hoy Panem se encuentra sin la opresión del capitolio ¡Y es
justo lo que odio! ¿Quién aparte de mis allegados lamento su muerte? ¿Panem
sufrió por ella? ¡No! Entonces ¿Por qué no puedo perdonar a Gale? Tal vez
porque no es solo cuestión de perdón, también de olvido. ¿Podría Annie olvidar
lo que paso con Finnick? ¿Podrá Peeta olvidar lo sucedido a su famila? ¿Podre
borrar la muerte de Prim? No, pero tampoco puedo olvidar mi amistad con Gale.
Gale me mira tímidamente,
desearía saber lo que pasa por su mente, lo sabré pronto, por ahora debo estar
tranquila y pensar en que él no tuvo nada que ver en la muerte de mi pequeña
hermana, y en que ella, desde donde este, jamás lo culparía.
- Eh! Catnip ¡Qué lento caminas!
– bromea
- Tú eres un vago ¡Camina hacia
mí! – digo sonriendo pues aún puedo bromear con él, y deseo en lo más profundo
de mi alma aprovechar este momento cuanto dure. Por fin llego y me siento a su
lado.
- Gale
- ¿Qué pasa sinsajo? – dice con
cariño
- ¡Abrázame! Necesito llorar, no
lo soporto más. Necesito tus hombros, no me los niegues ahora, sé que te he
fallado, pero por favor… - mis palabras son interrumpidas por sus brazos sobre
mí, cálidos, fuertes, tiernos, protectores ¡Sí! Los brazos de mi amigo.
- Jamás te lo negaría – me dice
manteniéndome presionada a su pecho- Llora tranquila, ya no hay cámaras, ya no
hay agentes de la paz, puedes desahogarte sin problemas, y todo gracias a ti ¡a
mi sinsajo!
-
Gale – continuo sollozando, cada vez más lagrimas salen de mi – yo no
pedí ser el “sinsajo” aquella chica en llamas jamás la soñé. Quería libertad,
es cierto, pero no quería dársela yo a Panem ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué me
eligieron?
- Catnip, tienes más dentro de ti
de lo que puedes creer, no te habrían elegido si no fueras la indicada. Sé que
no querías ser el sinsajo, todo lo que siempre hiciste estuvo enfocado a los
demás: salvar a Prim, vivir por ella, intentar sofocar los ánimos en Panem para
proteger a tu distrito, salvar a Peeta. Sí, eres una chica en llamas, que arde
de amor, que irradia esperanza, por eso te eligieron.
- ¿y? – Digo gritando y golpeando
su pecho, mientras él con más fuerza me sostiene para que no me marche de su
lado- ¡No salve a Prim, ni a mi distrito y Peeta está peor por mi culpa! ¡Si
soy la chica en llamas es porque los he quemado a todos ¡Todos ardieron por mi
culpa!
Grito fuerte, es un grito que
sale desde mi interior, aquel que he querido dar desde que murió mi padre hasta
hoy, al fin sale, con todo su dolor, ira, resentimiento, angustia ¡todo lo que
tuve acumulado dentro de mí! Jamás lo había hecho porque no quería que todos
supieran lo que sentía, pero ya no hay nadie que escuche, el distrito 12 esta vacío….. ya no existe.
- ¿Valió la pena Gale? – pregunto
con dificultad - ¿Contra quién luchaba?
- Mmmm ahora no lo sé – dice
suspirando mientras acaricia mi espalda - ¿Tú qué crees?
- No lo sé. Se suponía que al
final todo sería felicidad y libertad, sin el capitolio en medio podríamos
hacer lo que tanto hemos soñado. Pero…. – me detengo a tomar aire y contener
mis lagrimas - Hay más dolor, hay más muertes en mi mente, hay…
- Respóndeme – me interrumpe -
¿Has ganado? ¿Sientes que lo lograste?
- Sé que he ganado, pero no sé qué ni a quién.
- Mi bomba ¿hace parte de tu
confusión? – Mi corazón da un pequeño salto, creí que ya no hablaríamos el
tema, pero lo inevitable ha llegado, nuestra amistad se define aquí y ahora.
- Tú no la hiciste para ella
- Respóndeme lo que te pregunte –
Me aleja de su pecho y pone su rostro frente al mío: cara a cara.
¡No! ¡Más lagrimas no! ¿Cómo
contenerlas? Sus ojos brillan frente a los míos, ojos que aunque no quiera
hacerlo, dentro de mí nunca dejaré de acusar. Piensa, Piensa, ¡piensa Katniss!
De pronto sale de mi boca sin advertencia alguna:
-
Jamás podre olvidar. No te odio, pero fue tu bomba Gale – y he aquí,
lagrimas de nuevo ¿No podre detenerme? – “Prim no está” eso me refleja tu
rostro
- Lo sabía. No te culpo Catnip,
yo tampoco he podido olvidar toda la sangre que corrió frente a mis ojos, y lo
peor es que yo también la derrame, solo me queda el consuelo de que
generaciones futuras no vivirán nuestro horror. – Una lágrima sale de sus ojos,
retira su rostro y esta vez soy yo quien lo consuela.
-Perdóname por todo – dice – por
cada momento en que te falle, por cada pelea, por cada lagrima que pude haber
causado – sus lagrimas son cada vez más evidentes – Cuando todo esto comenzó vi
la oportunidad de vivir en el país que siempre quise, imaginaba a mis hermanos
corriendo libremente por el distrito mientras mi madre, sonriendo, cuidaba de
ellos. No te niego que me imagine a tu lado, feliz – no da más, su tristeza se
desborda frente a mis ojos – pero míranos, aquí llorando, haciéndonos miles de
preguntas, con nuestro hogar destruido frente a nosotros, con el bosque atrás
al que temo entrar porque no quiero sufrir más, y lo peor, sin ti – Toma mi
mano y me mira a los ojos – Sé que este es el fin, nunca quise terminar contigo
de esta forma, pero la guerra ha decidido, aquí dividimos nuestros caminos.
- El fin – suspiro asimilando sus
palabras – Gracias por entenderme, no solo hoy, siempre. Gracias por cuidar de
mí aunque nunca aceptáramos que necesitábamos el uno del otro. Gracias por
cuidar a mi familia mientras los juegos “terminaban”. Gracias por tu tiempo,
tus brazos, tu sonrisa, tus palabras, tu amistad.
Sonríe y me dice:
- Encontré trabajo en el distrito
2, estaré bien con mi familia, y lo mejor: Te dejo tranquilo, porque sé que ya
no hay más juegos – El aerodeslizador llega por él, se pone de pie y me abraza,
sus pasos se alejan de mí, se va mi gran amigo: para siempre.
- En eso te equivocas, los juegos
continúan – lo contradigo, se detiene a punto de subir y me pregunta:
- ¿Cuál es la arena?
- La estás pisando – le
señalo
- ¿Cuál es el enemigo? – Creo que
ya ha comprendido, porque subía mientras me preguntaba
- El mundo Gale – respondo
- ¿y el juego? – pregunta
comprendiendo ya la respuesta, por eso decimos juntos:
-La vida
No hay comentarios:
Publicar un comentario